Donde hay patrón

Vayan sumando: un hombre que nos cae bien, haga lo que haga (D. Manolo; esta peli es justo una nueva prueba de ello); un guión absolutamente demencial; unas canciones interpretadas en playback delirante, que suenan tanto a bordo de un barco pesquero de bajura como en un restaurante con unos comensales con una cara de no estar cobrando lo suficiente por estar participando en esta cosa; una mezcolanza rarísima de actores/actrices (algunos, verdaderos genios, como Fernando Sánchez Polack, completísimamente desaprovechados); episodios de destape, que vienen muy poco a cuento, de la guapa Sara Lezana y de la inefable Mirta Miller y una rara sensación, más o menos arropada de certeza, de que esta peli será sumamente difícil de ser vista en los próximos años en la pequeña pantalla por el machismo totalmente desatado de que se hace gala. Así, las opiniones vertidas en este filme sobre cuál es el rol del elemento femenino no es que puedan herir la sensibilidad del espectador, sino que la insulta.

No interpreten mal, estas películas no las censuraría, ya que reflejan cómo estaba el patio allá por 1978 y vetarlas me parecería tan estúpido como prohibir las de cine negro porque se fuma, pero nada de esto obsta para considerar este filme como un producto verdaderamente malo. Lo que le dice el personaje de Sara Lezana a D. Manolo —nombre de actor y personaje, tal y como ocurre en todos sus filmes— al final de la peli, algo así como “soy licenciada en Ciencias Económicas pero me he dado cuenta de que tu casa necesita a alguien que barra y friegue mientras estás fuera”. Visto ahora, “hard core”. Visto dentro de 38 años, (quizá) algo delictivo. Visto en 1978, se supone que tenía que hacer gracia y todo (!).

Recomendable para fans de Manolo Escobar. La película es solo un mero vehículo de lucimiento para el popular cantante. Dirigida por el gran Mariano Ozores la película puede entretener y tiene varios momentos cómicos. En fin, película entrañable con algo de destape y con buen reparto con unos geniales Álvaro de Luna y Luís Barbero.