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Las 7 bolas de cristal (Les 7 boules de cristal) es el decimotercer álbum de Las aventuras de Tintín, la serie de cómics del dibujante belga Hergé. La historia fue serializada en el diario Le Soir, el periódico francófono líder en Bélgica, entre diciembre de 1943 en medio de la ocupación alemana de Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial. La historia fue cancelada abruptamente después de la liberación de los aliados en septiembre de 1944, cuando Hergé fue acusado de colaborar con los alemanes y se le prohibió trabajar. Después de que fuese absuelto dos años más tarde, la historia volvió a ser serializada semanalmente, esta vez en la nueva revista Tintín de septiembre a diciembre de 1946. Las 7 bolas de cristal fue un éxito comercial y se publicó en forma de libro por Casterman poco después de su conclusión. Hergé concluyó el arco comenzado en esta historia con El Templo del Sol.
En Las 7 bolas de cristal, siete sabios caen misteriosamente víctimas de letargia a su vuelta de una expedición a los Andes. Y a raíz de la desaparición del profesor Tornasol, Tintín y el capitán salen en su busca. El profesor Bergamotte y sus colegas se traen de Perú la momia del inca Rascar Capac, que el sabio exhibe orgullosamente en el salón de su mansión. Aunque creada por Hergé para las necesidades de su relato, la momia del que «desencadena el fuego del cielo» le fue inspirada por aquella que tuvo la ocasión de descubrir en una colección privada belga.
Tras la culminación de su anterior aventura de Tintín, El tesoro de Rackham el Rojo, Hergé había acordado una propuesta de que el periódico podría incluir una historia de detectives que gira en torno a sus personajes, Hernández y Fernández. Bajo el título Dupont et Dupond, détectives, Hergé proporcionó las ilustraciones mientras que la historia fue escrita por el autor del crimen de Le Soir Paul Kinnet.9 Si bien esto se publicó por entregas, Hergé comenzó a contemplar las ideas para su nueva aventura de Tintín, jugando con la idea de una historia que rodea a una peligrosa invención que Tornasol había desarrollado. La historia probablemente se inspiró en un artículo escrito por el corresponsal científico de Le Soir, Bernard Heuvelmans, y pese a que Hergé no lo utilizó en ese momento, revivió una década más tarde como base para El asunto Tornasol.
Al igual que con dos historias anteriores de Hergé, El secreto del unicornio y El tesoro de Rackham el Rojo, Las siete bolas de cristal fue diseñado como parte de un doble arco de la historia, que concluiría con el todavía sin nombre Templo del Sol.11 Hergé había previsto para la primera historia presentar un misterio, mientras que en la segunda parte sus personajes emprenden una expedición para resolverlo.11 El uso de la maldición de una momia en torno al cual giraba la narrativa se inspiró en los cuentos de una maldición de los faraones en 1922 con el descubrimiento de la tumba del faraón Tutankamón por el arqueólogo Howard Carter. Esta no era la primera vez que Hergé se inspiró en esta historia sensacionalista, ya que previamente lo hizo para Los cigarros del faraón.
En otoño de 1943, Hergé decidió que quería que Edgar P. Jacobs, un compañero dibujante, colaborase con él en Las aventuras de Tintín. Pese a sus dudas iniciales, Jacobs finalmente aceptó en enero de 1944. Los dos se hicieron amigos cercanos y colaboradores artísticos y Jacobs le ayudó en el desarrollo de diversos aspectos de la trama, por ejemplo, el desarrollo de la idea de las bolas de cristal y el título de la historia. Aunque estilísticamente eran diferentes tanto en las formas de ilustración y narrativa, ambos se influyeron en gran medida entre sí. Utilizó también a Jacobs como modelo de quien dibujó varias posturas que adoptan los personajes en la historia. También utilizó a Jacobs como investigador, enviándolo al Museo del Cincuentenario para estudiar sus colecciones de material Inca y era el cadáver momificado Inca en su colección que se utilizó como base para la momia de Rascar Capac.
El paisaje y el fondo de la historia se ha copiado meticulosamente a partir de fuentes existentes; tipos de modelos de coches como el Opel Olympia 38 en el que los secuestradores de Tornasol escapan de la policía belga fueron extraídas de ejemplos reales, mientras que Hergé se amoldó estrechamente a la realidad del puerto y los muelles de Saint-Nazaire. La casa del profesor Bergamotte se extrae de una mansión real de la Avenida Delleur, en Watermael-Boitsfort, que Jacobs había identificado a efectos de Hergé. Ambos se situaron afuera de la casa y completaron un boceto del edificio. Inmediatamente después, dos coches de color gris con soldados alemanes se detuvieron; la casa había sido requisada por la Schutzstaffel (SS). Hergé se dio cuenta de que, de haber sido descubiertos y dibujando el exterior de la vivienda, ambos habrían sido interrogados.
El biógrafo Benoît Peeters describió Las siete bolas de cristal como «la más aterradora de Las aventuras de Tintín». Cree que en esta historia, Hergé había caído bajo la clara influencia de Jacobs, pues «la decoración se vuelve más exuberante; los detalles más claros. Ya no aparecen más calles dibujadas por unas pocas líneas, pósters monocromáticos o personajes que caminan por el borde del marco». Por otra parte, señaló que «en esta historia, Hergé produjo una apasionante historia que fue más lejos que cualquier otra en la dirección de lo sobrenatural».
Su colega biógrafo Pierre Assouline cree que Las siete bolas de cristal logra «una integración más completa de la narrativa y las ilustraciones» que las anteriores aventuras, y que a partir de ese momento, sus libros empiezan a formar un cuerpo coherente de trabajo, una obra.
1.ª edición en color (1948) y 2.ª edición en color (1955)

