"Me debes un muerto" es la última película que Sáenz de Heredia dirigió con la pareja formada por Manolo Escobar y Concha Velasco, y viene a ser una versión cómica de "Extraños en un tren" (Strangers on a Train, 1951), de Alfred Hitchcock, de manera que Concha Velasco hace el papel de Robert Walker, y Manolo Escobar hace el papel de Farley Granger, ahí es nada... Abundan las situaciones y escenarios misteriosos y hasta terroríficos, pero no, se trata de una comedia musical en la que la trama es algo así como un hilo conductor que permite encadenar los números musicales, algunos muy imaginativos, como el número de los bandoleros, o como el de los piratas. Como esto es sobre todo un vehículo comercial puesto al servicio de las potentes cuerdas vocales de Manolo Escobar, no faltan las canciones aflamencadas, por supuesto. Gracita Morales está muy graciosa, pero se la ve desaprovechada.

Esta película participa de un "modus operandi" frecuente en los guiones del cine de comedia español de los últimos años del franquismo: el amagar y no dar, el hacer creer que los personajes van en serio cuando luego no es para tanto, el que todo sea una broma sin muchas consecuencias. Pasa en "Atraco a las tres" (1962), de José María Forqué, o en "Una vez al año, ser hippy no hace daño" (1969), de Javier Aguirre, por ejemplo, y pasa aquí también: se hace creer que Concha Velasco ha matado a Roberto Camardiel, pero no, solamente le ha idiotizado. Como el resto de películas de Manolo Escobar está orientada a dar a conocer sus canciones.

Absurda casi en su totalidad. Sólo se salvan las piernas de Concha Velasco, que aquí las luce mucho; el personaje de Antonio Garisa, impecable y cómico a la vez, como siempre y el número musical central de Manolo Escobar y Concha Velasco en la taberna de los bandoleros.

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